Sanctificétur (1era parte)

Sanctificétur


Pater Noster qui es in coelis
Santificetur nomen tum
Adveniat regnum tuum
Fiat voluntas tua
Sicut in coelo in terra
Panem nostrum qotidianum da nobis hodie
Et dimitte nobis debita nostra
Sicut et nos dimittimus debitoribus nostris
Et nenos inducas in tentationem


Amén

Las campanas del Vaticano sonaban una y otra vez anunciando al nuevo Salvador del mundo Orgánico. La gente lloraba enternecida por la nueva noticia antes de morir incluso Aegir Mikli lo había dejado escrito en tres sobres distintos el futuro de los tres mundos.

La primera carta que se había abierto mostraba apenas una hoja en la cual se describía ligeramente porque Johan Drakengard tendría que ser el nuevo pontífice. Las firmas de los superiores no se hicieron esperar dando como resultado la pronta coronación del nuevo “Salvador” sin dar siquiera un buen luto al cuerpo del hombre.

Ahí sobre un ataúd de oro y finas telas de seda blancas descansaba el cuerpo del quién habría sido el más fiel cordero al servicio de Dios: Aegir Mikli, y delante del él un cuerpo encapuchado de pies a cabeza caminaba de un lado a otro bastante despreocupado con una sonrisa brillante en el rostro que se veía aún por todo el montón de telas con las cuales había cubierto su cuerpo.

Detrás de él había un pequeño niño que lloraba amargamente la pérdida del Santo Papa del tercer milenio y sosteniendo fuertes las cartas miraba como el hombre se detenía entre sus pasos para entonces ponerse frente al pequeño.

-…Se muy bien quién eres, se lo que tú familia hace y tu fidelidad hacia mi persona será bien recompensada. Mi fiel hijo bien sabes que estos no son muy buenos tiempos, hubiese sido fácil haber repetido el mismo hecho que hice antes de traer a mi hijo a este mundo pero los humanos son bastante incrédulos aún. Te he escogido a ti entre todos los demás para que lleves este mensaje a tu nuevo Salvador; dentro de este sobre él entenderá que una guerra ha comenzado.

Mi legión es fuerte así que no permitas que el mal te corrompa para que puedas ser salvado. Dejare caer mi furia sobre esta tierra la rendición no será sencilla ya que yo no puedo controlar sus emociones y apegos para mí. Mis mandamientos los han deshecho, me han blasfemado entonces pondremos a prueba lo que son ustedes.

Manda el mensaje y continúa tu fe hacia mí, en caso de tomar otro camino no dudaré en destruirte. Y no olvides decirle que Dios lo ama.-

El niño pronto salió corriendo del lugar mirando nuevamente el ataúd con el hombre dentro. Las marcas de los estigmas eran evidentes había luchado a su lado aún por más pruebas duras.
Y frente de él seguía Miguel.

Hubo un profundo silencio antes de que Dios quedara frente a frente a Miguel para entonces susurrarle.

-La guerra no será sencilla, así que no me abandones; Lucifer y Satanás quién sabe que tengan planeado para atacar. Por más fe que tenga es preferible tener en mente un plan antes del ataque…-

El hombre de capa entonces había desaparecido apagando las velas de aquella habitación.
Tres cartas más una más…

La rebelión pronto comenzaría. Porque la corona de espinas ya estaba puesta nuevamente; no habría misericordia está vez.

No la habría, en nombre de Dios así sería.